La escultura del Beso de la Muerte es una de las maravillas escondidas de la ciudad de Barcelona. Es sin duda la composición más conocida del Cementiri de Poble Nou de Barcelona y, quizás, una de las esculturas más hermosas de Barcelona.
Normalmente las esculturas de arte funerario son alegorias de ideas o figuras religiosas. En el caso de esta escultura, hecha en 1930, los Llaudet, una acaudalada familia de Barcelona que en los años treinta perdió a uno de sus hijos en plena juventud, encargó al taller de Jaume Barba una escultura para su tumba. Debía representar los siguientes versos de Mossèn Cinto Verdaguer:
Mas su joven corazón no puede más;
en sus venas la sangre se detiene y se hiela
y el ánimo perdido con la fe se abraza
sintiéndose caer al beso de la muerte.
El conjunto escultórico sorprende al visitante del cementerio y contrasta con el resto de obras que podemos visitar en este cementerio. Es una escultura hermosa que atrae y repele, una obra fascinante que muestra resignación, dolor, desgracia, erotismo, entrega .... A nadie deja indiferente.
Se trata de un esqueleto con alas, representando la Muerte, que en una actitud casi erótica besa la frente de un hombre joven que se desploma en sus brazos. La obra representa a la muerte con alas (sin la guadaña que la caracteriza normalmente) e intenta captar el momento en el que el alma abandona el cuerpo y la persona pasa a manos de la Muerte que la acoge con fuerza, casi como una enamorada.
Se dice que la escultura inspiró la película El séptimo sello, de Ingmar Bergman.